“un siniestro animal que empezó a caminar en círculos a mi alrededor, posando cada una de
sus cuatro patas en el suelo sin dejar que sus rojizos ojos me perdiesen destellantes en aquellos
círculos. Su cabeza era una perplejidad compuesta por un rostro humano mezclada con el de un
canino donde sobresalían dos enormes colmillos de su dentadura superior. La piel que envolvía su desgarrador tamaño carecía de
cualquier rastro de pelaje, envolviendo su cuerpo en un fino incendio oscuro cuyas llamas se
movían sin necesidad de aire. Anime”